Extraña a su familia, pero por primera vez en su vida se siente financieramente independiente y sabe que sus habilidades en una granja no se basan en el género.
Vieira es líder de grupo y recolectora en una granja de bayas en el norte de Tasmania, donde apoya a 160 trabajadores temporeros de su país, muchos son mujeres.
"El desempleo es alto en casa, y en nuestra cultura, sé que las mujeres todavía se quedan atrás.
"Nuestros padres creen que nuestro trabajo es quedarnos en casa cocinando en la cocina, pero desde que trabajamos aquí, he notado que las niñas tienen niveles de rendimiento realmente buenos".
"Después de unas pocas semanas de trabajo, se dan cuenta de que pueden hacer este trabajo como los hombres".
El gerente general de Hillwood Berries, Simon Dornauf, dijo que la horticultura había sido una industria dominada por hombres, pero eso estaba cambiando.
"Las frutas blandas como las bayas son delicadas y necesitan muchos detalles y detalles en lo que hacemos; nada es pesado en la recolección de fresas, por lo que cualquiera puede hacerlo", dijo.
"La mayoría de nuestros agrónomos son mujeres y son muy diligentes con la planificación y se han llevado a estos roles, no se trata solo de conducir tractores y golpear los puestos".
'Es muy diferente de casa'
Vieira comenzó a trabajar en el Programa de Trabajadores Temporales en 2017 con otras 40 personas de Timor Oriental.
"Fuimos el primer grupo de origen en Tasmania. Ahora, tenemos más de 160 timorenses orientales aquí y la cantidad de mujeres continúa creciendo", dijo.
"Ser un líder de grupo puede ser un desafío, ya que lleva a muchas personas con diferentes culturas y personajes. Están viviendo fuera de casa y por eso trato de asegurarme de que no sientan nostalgia.
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"Los ayudo a aprender a trabajar en la granja porque es bastante diferente de la casa. No tenemos este tipo de bayas, excepto las fresas, y la principal diferencia es cómo se plantan".
Vieira dijo que no había túneles o sistemas de riego en casa, por lo que había tomado tiempo entenderlos.
Trabajó para las Naciones Unidas en Timor Oriental, pero cuando terminó la misión de mantenimiento de la paz, cerró sus puertas y volvió a quedarse sin trabajo.
"Desde que cerraron, muchos están luchando por encontrar trabajo. En 2018 tuvimos unos 20,000 solicitantes para el Programa de Trabajadores Temporales, pero solo unos 4,000 están aquí en Australia", dijo Vieira.
"Hay poca educación, violencia doméstica y falta de información sobre el trabajo en el hogar. Sé que es algo en lo que el gobierno está trabajando".
"He conversado con otras trabajadoras aquí que dijeron que sus esposos no están trabajando en casa. Hay salarios bajos; una niñera puede ganar $ 100 al mes, lo cual es bajo".
Para Lupe Veatupu, es casi lo mismo. Ha pasado dos temporadas trabajando en Tasmania y está feliz de poder hacer el mismo trabajo que los hombres hacen en casa en Tonga.
"La primera vez que estuve aquí tenía miedo porque es la primera vez que trabajo en la granja", dijo.
"Después del segundo día, fue increíble. De vuelta a casa, solo estamos dando vueltas y haciendo tareas domésticas con la familia. Nunca pensé que podría ser un supervisor fuera de casa igual que un recolector masculino".
"Nos pagan quincena y enviar dinero a casa es una prioridad, pero para mí también estoy aquí con mi esposo y estamos tratando de ahorrar dinero para nuestra matrícula universitaria".
"Estamos agradecidos de poder enviar dinero a la familia, tratarnos aquí y ahorrar dinero para el futuro".
La presidenta de las Mujeres de Tasmania en la Agricultura, Belinda Hazell, dijo que estaba contenta de que a las trabajadoras de temporada se les brindara la oportunidad de trabajar en la granja.
"Es un intercambio mutuo. Enriquece a nuestra comunidad y nos permite aprender de ellos y escuchar más sobre su cultura", dijo Hazell.
"Necesitamos asegurarnos en Tasmania de que tenemos los mecanismos de apoyo, que tenemos la vivienda adecuada y que se les paga adecuadamente por el trabajo que realizan".
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